Real Sociedad 0- 2 Real Madrid

Jorge Luis Borges, en su relato El hombre de la esquina rosada, hablaba con fascinación de la Lujanera, la mujer del cacique local, Rosendo Juárez. De ella decía: "Verla no daba sueño." Algo similar deben de sentir los aficionados madridistas con Vinicius Junior. El brasileño se ha convertido por derecho propio en el jugador más determinante de una Liga que, a las 23 horas del sábado, parece muy encarrilada para los blancos. A esta sensación contribuyeron las derrotas como locales de los dos grandes rivales para el título pero también la imagen que los de Ancelotti desplegaron sobre la alfombra donostiarra.

El Madrid salió a Anoeta con un ritmo alto de presión y una gran concentración y, conocedor de las derrotas de Atlético y Barça, tomó el mando desde el pitido inicial. Ni siquiera la lesión de Karim Benzema en el minuto 16 trastocó los planes blancos y, ya con Luka Jovic en el campo, el partido se jugó en la mitad blanquiazul. En esos momentos de alto voltaje casi todo el peso del ataque madridista pasaba por las botas de un Vinicius Junior en estado de gracia. El carioca parece un jugador distinto al de los ejercicios anteriores. Sigue mostrando el mismo desborde y la misma capacidad de entrega pero su remate, otrora impreciso, ha mejorado hasta el punto de discutirle el pichichi al mismísimo Benzema. Como suele suceder, la autoestima del jugador ha crecido de forma paralela a su capacidad anotadora. Vinicius se sabe importante y su presencia en el juego es percibida por los rivales como una amenaza. Así debió de sentirlo Gorosabel, muy exigido desde el inicio por el brasileño. Pese a todo, la Real Sociedad no le perdió la cara al partido y contrarrestó el empuje madridista a fuerza de coraje con la ayuda de una afición que abarrotó el coliseo txuri urdin. La presencia de Sorloth generaba espacios en los que emergía la figura de Isak siempre con sensación de peligro. En la banda izquierda, Diego Rico percutía intentando superar a Carvajal. Sin embargo, casi todas las llegadas de la Real fueron neutralizadas por un excelso Eder Militao que cortó, ordenó, mandó y hasta sacó el balón jugado con criterio.

El ritmo trepidante de la primera media hora fue decayendo y se llegó al descanso con la sensación de que el Madrid salía peor parado por no haber podido materializar su dominio en la primera mitad y, sobre todo, por la pérdida de Benzema ante los partidos cruciales de la semana próxima. Sin embargo, en el segundo minuto de la reanudación una jugada magistral entre Jovic y Vinicius doblegó a la defensa local y el balón acabó besando la red de Remiro. Lo que antes era precipitación en Vinicius ha mutado en una suerte de confianza, de tranquilidad, de autocontrol, fruto del trabajo individual del jugador y también del trabajo del club y del cuerpo técnico. No está claro que la irrupción de este nuevo Vinicius sea suficiente para que el Madrid sea candidato en el reto blanco por antonomasia, la Champions League, pero la afición merengue tiene un nuevo ídolo y, transcurridas ya 16 jornadas de La Liga, el Madrid se presenta como el candidato más firme al título.

El gol terminó con la resistencia del equipo donostiarra que en ningún momento pareció creer en la remontada y que se agarró al carácter y a la velocidad de Januzaj casi como único argumento. En estas idas  y venidas, apareció Luka Jovic, para remachar en el segundo palo un balón que había rematado Casemiro tras un magistral córner de Toni Kroos. Era el minuto 56 y el partido parecía liquidado. Imanol intento dar oxigeno a su equipo con las entradas de Barrenetxea, Turrientes, Portu y Zaldua pero el Madrid se mostró implacable en defensa al mismo tiempo que las energías de la Real, posiblemente lastrada por su esfuerzo del jueves anterior, se iban consumiendo sin remisión. Aún tuvo Vinicius tiempo de redondear su faena pero una parada sensacional de Remiro con el pie en un mano a mano evitó que el tercer tanto subiera al marcador. 

El pitido final deja al Real Madrid como único equipo que ha ganado en Anoeta en esta liga. La Real Sociedad, a un punto de la Champions League, demostró ser un buen equipo, con una personalidad indiscutible que es seña de identidad de su técnico pero que se vio superada por un notable Madrid que abre una brecha en la cabeza de la clasificación a la espera del derbi del próximo domingo.